TULUMBA

En marzo de 2013 fui a ver la Mezquita de Eyüp. Al salir, seguí la calle comercial a la derecha, la calle Kalenderhane. Es una calle con muchos comercios y tiendas. 

Al terminar la zona comercial, torcí a la derecha por una calle muy fea y vi una panadería-pastelería muy sencilla. Había un chico bastante joven y un hombre de unos 30 años. No había mucha variedad pero vendían un dulce que tenía muchas ganas de probar y que es muy popular en Turquía: el tulumba, una especie de churro pequeño recubierto con almíbar y muy dulzón. Le dije al chico joven que sólo quería uno pero entendió un kilo. Cuando se dio cuenta de que sólo quería uno me dijo que me lo regalaba. Entonces le dije que me diera dos y que se los pagaría. Intenté pagarle pero no quiso aceptar nada, ni su compañero tampoco. 

Siempre me impresiona lo amables y generosos que son la mayor parte de los turcos. Y además se veía que eran gente que trabajaba duro para ganarse la vida, pero no les importó desprenderse de dos de sus tulumbas. Les di la mano y les expresé como pude mi agradecimiento y admiración.