Cerca de Eminönü hay una calle peatonal muy estrecha que se llama Hasırcılar caddesi. Se encuentra entre la Mezquita de Rüstem Paşa y el Bazar de las Especias. Está llena de tiendas y de gente. Prácticamente no se puede ni andar.
En el número 10 hay una pastelería estupenda llamada Safa. Había leído en un blog que las mejores baklavas de la ciudad se venden ahí y que el trato de los empleados y su profesionalidad son exquisitos.
En mi segundo viaje fui allí a comprar baklavas. Había mucha gente pero enseguida me atendieron y me aconsejaron. Son, efectivamente, muy amables y profesionales; incluso bromean a pesar de la cantidad de gente que hay. Compré cuatro bandejitas de medio kilo cada una con dos tipos de baklavas. Creo recordar que no fueron nada caras. Las prepararon con todo cuidado y me aseguraron que aguantan mucho tiempo, lo cual puedo asegurar que es cierto.
En mi tercer viaje a Estambul volví a Safa un día por la tarde. Había menos aglomeración que la vez anterior. Esta vez, en lugar de pedir baklavas de dos clases, pedí de todos los tipos (salvo las que contienen leche, que aguantan poco). Compré dos cajas. Las prepararon muy bien. Esta vez me salieron bastante más caras que la vez anterior. Sin embargo valió la pena porque, de regreso a España, puedo decir que no he comido baklavas tan deliciosas en mi vida.
En el número 10 hay una pastelería estupenda llamada Safa. Había leído en un blog que las mejores baklavas de la ciudad se venden ahí y que el trato de los empleados y su profesionalidad son exquisitos.
En mi segundo viaje fui allí a comprar baklavas. Había mucha gente pero enseguida me atendieron y me aconsejaron. Son, efectivamente, muy amables y profesionales; incluso bromean a pesar de la cantidad de gente que hay. Compré cuatro bandejitas de medio kilo cada una con dos tipos de baklavas. Creo recordar que no fueron nada caras. Las prepararon con todo cuidado y me aseguraron que aguantan mucho tiempo, lo cual puedo asegurar que es cierto.
En mi tercer viaje a Estambul volví a Safa un día por la tarde. Había menos aglomeración que la vez anterior. Esta vez, en lugar de pedir baklavas de dos clases, pedí de todos los tipos (salvo las que contienen leche, que aguantan poco). Compré dos cajas. Las prepararon muy bien. Esta vez me salieron bastante más caras que la vez anterior. Sin embargo valió la pena porque, de regreso a España, puedo decir que no he comido baklavas tan deliciosas en mi vida.
En todos mis viajes posteriores he estado en Pastelería Safa y he seguido el rito de comprar baklavas. En diciembre de 2022, descubrí que había una sucursal en plena Avenida İstiklal, justo enfrente de la Iglesia de Santa Maria Draperis. Todo funciona igual que en la otra pastelería, los vendedores son muy simpáticos y las baklavas son también deliciosas.