RESTAURANTE GALATA MEYHANESI

Siempre había querido comer o cenar en uno de los restaurantes-taverna tradicionales de Estambul a la vez que oír música turca en vivo.

En uno de mis viajes decidí reservar una cena con música tradicional turca de fondo (música fasıl) en el Restaurante Galata Mevhanesi, situado al lado de la Avenida İstiklal, en la calle Orhan Apaydın Sokak No:5/A, una bocacalle que se encuentra enfrente de la Iglesia de Santa Maria Draperis. La reservé para dos personas, para la noche del 9 de marzo de 2020. Era algo caro pero pensé que valdría la pena. Había dos precios: uno con alcohol y rakı, la bebida alcohólica típica de Turquía, y otro sin alcohol. Como no bebemos alcohol, elegí el segundo precio.

Llegamos a las 20:15 y nos condujeron a una mesa pequeña y muy tranquila cerca del mostrador. 

El menú es único. Sacan muchísimos platos, uno tras otro. Hay 10 tipos de platos fríos y 3 tipos de platos calientes. Después hay que elegir un plato principal de carne o de pescado. Finalmente sirven fruta y postre.

Algunos platos eran demasiado picantes y no pudimos con ellos. Además había tanta cantidad de comida que tuvimos que dejar unas cuantas cosas en los platos. Aparte de esto, todo estuvo delicioso y disfrutamos muchísimo.

Cuando llevábamos un poco allí llegaron los músicos. Eran cinco hombres de mediana edad (o algo más) y todos vestían de negro. Llevaban instrumentos de cuerda. Después de ensayar algo, empezaron a tocar sus canciones turcas. Pronto la gente de algunas mesas se empezó a animar y varias mujeres salieron a bailar. El ambiente era muy agradable y desenfadado.

Hacia mitad de la cena me puse a hablar con el dueño, Abdullah, haciendo mis pinitos con el turco que llevo aprendiendo desde hace varios años. Pareció impresionado de que, más o menos, pudiera comunicarme con él en su lengua. De repente me dijo que fuera con él a la cocina porque quería presentarme a sus cocineros. Había cuatro o cinco. Dejaron lo que estaban haciendo y empezaron a hablar conmigo y a interesarse por mí y por mi interés hacia la cultura y la lengua turca. 

Al terminar, Abdullah salió a despedirnos hasta la puerta y nos dijo que había sido un honor habernos conocido y que esperaba que volviéramos.

Fue una experiencia inolvidable.